Parus caeruleus

miércoles, 21 de julio de 2010

El ritmo brillante de las luciérnagas



Según un artículo publicado en la revista Science, Andrew Moiseff y Jonathan Copeland, han realizado recientemente un experimento con luciérnagas, para determinar la razón del brillo sincronizado en machos de Photinus carolinus.

Al principio de cada verano, en las Smoky Mountains de Estados Unidos, los machos de Phoetinus carolinus ofrecen un espectáculo de luces que brillan de forma sincronizada para atraer a sus hembras.




Según han comentado Moiseff y Copeland, las luciérnagas hembras, responden mejor a la llamada de los machos cuando ese brillo se da al unísono, que si se da de forma aislada. En sus experimentos Moiseff y Copeland colocaron hembras de Photinus en placas de Petri y las rodearon con luces LEDs intermitentes, que simulaban los patrones de brillo de varios machos de su especie. De este modo, comprobaron que producían sus propias señales de manera más coherente como respuesta a las señales sincronizadas que a las que estaban fuera del ritmo.

Los autores concluyen, que cada especie tiene un patrón de destellos, por lo que al brillar de manera sincronizada facilitan su posición a las hembras para que puedan reconocerlos en medio de un bosque, donde conviven varias especies de luciérnaga

jueves, 15 de julio de 2010

Me hago doctor

A quí os dejo un fantástico video que refleja la triste realidad de los doctorandos, con mucho humor. Un saludo y ánimo a todos los que estais con vuestra tesis!!

lunes, 5 de julio de 2010

EL DODO (Raphus cucullatus): RECUERDO DE MAURICIO







Reino: Animalia

Filo: Chordata

Subfilo: Vertebrata

Clase: Aves

Orden: Columbiformes

Familia: Raphidae?? (Columbidae)



Si preguntamos a algunas personas por el dodo (Raphus cucullatus), la primera reacción seguramente será de sorpresa pues no saben exactamente de qué animal se trata, pero están seguros de haberlo “visto” en algún sitio. A continuación comentan…” ¡Ah!, ¡Sí!, es un pájaro,¿no?...Son muchas las dudas y el vacío de información que existe tras este animal aún. Es una lástima que a pesar de haber sido objeto de fábulas y cuentos de hadas con los que muchos de nosotros disfrutamos de niños, este animal siga siendo tan desconocido…

A principios del siglo XVI (1513) el archipiélago de Mascareñas (Fig.1) fue descubierto al este de Madagascar por el portugués Pedro de Mascareñas, quien le dio nombre. Pero habrían pasado varios años desde entonces, cuando marineros portugueses avistaron por vez primera un ave singular: el pájaro dodo (Raphus cucullatus). Este animal fue encontrado en isla Mauricio; sin embargo, no era la única de su familia que rondaba el archipiélago.


Fig.1. Archipiélago de Mascareñas

El dodo (Fig.2) pertenecía al orden Columbiformes aunque en ocasiones se le ha incluido en los Raphiformes, y dentro de ese orden, a la familia Raphidae. Recientes estudios genéticos realizados en los últimos años a partir del ADN extraído de una cabeza y una pata depositadas en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford (Fig.2 y 3), demuestran que el dodo perteneció a la familia Columbidae y no Raphidae y que, por tanto, era un pariente cercano de las palomas.

Fig. 2. Cabeza de dodo

Fig. 3. Pata de dodo

Este animal compartía archipiélago con otras dos especies de su misma familia: Pezophaps solitaria o solitario de Rodrigues y Threskiornis solitarius (Fig.4), una especie de ibis. El primero habitó en la isla que le dio nombre, Rodrigues, y se extinguió en 1760 aproximadamente, debido a la caza y a la predación sufrida por los animales introducidos por el hombre. La tercera especie (Threskiornis solitarius), fue trasladada más tarde al orden Ciconiiformes, donde hoy se le sitúa. Habitó en Reunión y finalmente, alrededor de 1705 desapareció el último representante del grupo. Por suerte hoy en día aún tenemos aves filogenéticamente muy cercanas y parecidas en aspecto a este ibis. No podemos decir lo mismo del dodo, “paloma gigante” del tamaño de un pavo, que tuvo la triste desgracia de ser descubierto alrededor de 1600, para llegar a la extinción solamente ochenta años más tarde.


Fig. 4. Threskiornis solitarius

Existen muy pocos textos científicos que hablen sobre este ave. Lo poco que llega a nosotros y de la forma más fantástica son los cuentos y las historias del tipo “Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Carroll (donde por cierto aparecía como un ser irreal y en cierto modo absurdo), o la reciente película de la Fox, “Ice Age” donde parece ser que la supervivencia del pobre animal dependía de unas sandías. Al margen de este tipo de relatos existen otros que, aun sin tener rigor científico, han aportado datos sobre el aspecto y el comportamiento del dodo. Se trata de la información que a través de escritos y de dibujos dejaron los marineros que durante el siglo XVII pisaron Isla Mauricio.


El dodo era un ave de aspecto rechoncho y de torpes andares. Su plumaje gris mullido, su blanca cola a modo de plumero, su gordo pico y sus fuertes patas daban al dodo un aspecto peculiar que le valió el apodo de pájaro “bobo” dado por los portugueses. Medía alrededor de 1m, pesaba entre 13 y 23 Kg y sus fuertes pero pequeñas alas no le servían para el vuelo. Esta fue una de las causas por las que el dodo se convirtió en presa fácil. Aunque apenas hay registro fósil y la información que tenemos es escasa, se sabe que aproximadamente en 1505, el hombre descubrió Isla Mauricio en el Océano Índico, siendo los portugueses los primeros en tocar una tierra hasta entonces, completamente virgen. Los marinos utilizaban la isla como parada en sus viajes comerciales y a finales de siglo, los holandeses llegarían a Mauricio para colonizarla. El hombre, por supuesto, se aprovechó de todo lo que aquel lugar podía ofrecerle y entre todas las especies que sufrieron su presencia se encontró el dodo.


Fig. 5. Dodo (Rhaphus cucullatus)


Debido a la confianza que prestaba el animal ante los nuevos intrusos (pues nunca habían tenido contacto con el hombre y por tanto, no le consideraban una amenaza), a su incapacidad de vuelo y a sus torpes andares, el dodo se convirtió en la presa más cotizada por todo colono que llegaba a la isla. Además de su facilidad para ser cazado, sus nidadas también eran blanco fácil. Habitaba en los bosques de Mauricio, se alimentaba de frutos y semillas, y ponía los huevos en el suelo; hecho lógico si recordamos que era un animal áptero y que ni su peso ni sus alas le permitían subir hasta un árbol y poner a salvo a sus polluelos. Es más, esto supuso la desgracia para la prole del dodo, la cual se vio atacada continuamente por los nuevos enemigos llegados a la isla, traídos por el hombre. Eran mamíferos. Animales nunca vistos en Mauricio como perros, gatos, cerdos, ratas y monos, que vieron en el dodo una gran fuente de alimento, tanto en él como en sus nidadas. También se habla de la deforestación como posible causa de la extinción de este animal pero lo que parece cierto es que esta no llegaría hasta años más tarde de que desapareciese el último dodo.

En cuanto a su biología no sabemos mucho más. Parece ser que la hembra de dodo podría haber puesto un solo huevo en una especie de cama nido situada en el suelo del bosque. En algunos escritos los marineros hablan del parecido que existía entre los huevos que ponía el dodo y los de un ganso. Le describen además como un animal tranquilo y aparentemente desprovisto de armas para la defensa ante los depredadores. Quizás por ello no soportó aquel ataque inminente. No estaba preparado.

Desgraciadamente no se han encontrado demasiados restos como para reconstruir el animal completo. Hasta hace poco tiempo sólo contábamos con una cabeza (Fig.3) y una pata (Fig.2). Sin embargo, en 2005 un grupo de investigadores holandeses y mauricianos descubrió en un área pantanosa al sudeste de la isla (Mare Aux Songes) un enterramiento de materiales botánicos y de huesos de animales, entre ellos los que parecen pertenecer al dodo y a sus crías. Gracias al estudio ecológico y geológico que se estaba haciendo de la zona, estos huesos salieron a la luz con una antigüedad de 3000 años aproximadamente. Con este nuevo hallazgo se pretenderá conocer más acerca de la biología de este ave, de su comportamiento, su hábitat, sus relaciones filogenéticas con las especies actuales y sus antepasados, y las causas definitivas que le llevaron a la extinción.


Fig.6. Posible reconstrucción de esqueleto de dodo.






Pájaros pergoleros

Para ganarse a las exigentes hembras, los pergoleros machos se contonean, arrullan y… decoran. En algunas especies, sólo los machos que construyen la guarida más espectacular, como es el caso de este pergolero pardo, logran transmitir sus genes.


Haciendo alarde de su cresta de color rosa, y con una semilla naranja en el pico, un macho de pergolero grande se pavonea entre los fragmentos de vidrio, conchas y otros objetos decorativos. Durante el ritual del cortejo, emite suaves chasquidos o chillidos, mientras el objeto de su deseo lo observa desde el centro de la avenida de la pérgola.

Con un insecto en el pico, un pergolero satinado alborota, aletea y baila para la hembra que lo observa desde la entrada de su pérgola. Si el cortejo da resultado, irá a la parte trasera de la «avenida» y se apareará con ella, lo que constituirá su única contribución a la descendencia en común. Ptilonorhynchus violaceus minor
A los machos de pergolero satinado les encantan los adornos azules, tal vez por la forma en que contrastan con el color marrón de las ramitas. En la imagen, tomada en el Parque Nacional de Lamington, Queensland, un ave acicala su pérgola con una pluma de loro.


Las «avenidas» que el pergolero grande construye con ramitas sólo sirven para el cortejo y no se usan como nido, al igual que los demás tipos de pérgola. El montón de piedras de la entrada es el escenario de las exhibiciones del macho cuando consigue atraer a una admiradora. Chlamydera Nuchalis


Una alfombra de bellotas conduce a otra pérgola de pergolero pardo. Amblyornis inornatus



Ingeniero ilustre, el pergolero de MacGregor, de Nueva Guinea, puede pasarse semanas construyendo, y años perfeccionando, una torre de hasta dos metros de altura sobre una plataforma circular de musgo. Amblyornis macgregoriae


Fuente: www.nationalgeographyc.com.es

sábado, 3 de julio de 2010

Matan a una loba preñada

Funcionarios matan a una loba preñada
27 Junio 2010

Para algunos será una magnífica noticia, pero para mí es una tragedia. Personal de la Junta de Castilla y León mató el pasado mes de mayo a una loba gestante con nueve fetos en un área cercana a Villalpando (Zamora). Como critica con dureza la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (ASCEL), esta acción se ha saldado con la eliminación de diez ejemplares de una vez.


No ha sido una acción aislada. La Junta de Castilla y León continua con su campaña de exterminio del lobo ibérico en la región. En los últimos días acaba de autorizar la eliminación de siete ejemplares de lobo ibérico en las comarcas de Riaño y Mampodre (León), en el interior de sendos Parques Naturales y en una fecha especialmente comprometida para la especie teniendo en cuenta que las fechas coinciden con su periodo de reproducción.
Y explican desde ASCEL como estos siete lobos, sumados a los 15 abatidos durante el pasado invierno, estarían por encima del cupo de 20 ejemplares establecidos para la comarca de Riaño, según Resolución emitida por la Dirección General del Medio Natural para la temporada 2009/2010. Y ello presumiendo que no se viera afectado ningún ejemplar reproductor y sin contar los habituales casos de furtivismo que normalmente suelen suponer al menos un 40% de bajas a añadir a los controles y caza.Además de las escopetas, deportivas y/o funcionarias,
el veneno también está acorralando a la especie. En marzo se han localizado en Tierra de Campos, en las localidades de Villavicencio de los Caballeros, Ceinos de Campos y Cuenca de Campos, al menos 23 ejemplares de seis especies distintas, entre las que también se encuentra un ejemplar de lobo ibérico envenenado. Además del lobo, se han localizado al menos 5 milanos reales, 2 buitres leonados, 6 ratoneros, 6 cuervos y 3 cornejas.Es la guerra. La guerra sucia contra la biodiversidad. Como en los peores tiempos de la Junta de Extinción de Alimañas.